“Footscray” es el más reciente sencillo del cantautor de origen australiano Jason McKee, quien se desenvuelve en el mundo musical bajo el nombre artístico de ReeToxA. El tema forma parte del álbum con que debutó, nombrado “Pines Salad”.
Dentro del álbum, “Footscray” tiene un lugar destacado. Es un tema que resalta sobre el resto de los que integran esta compilación, por razones para nada despreciables: En primer lugar, es el tema más ecléctico de todos. Para entender esto, hay que anotar que el disco incluye dos grupos de canciones distintos entre sí, las de temática introspectiva, profunda y solemne, y las canciones livianas que ponen más énfasis en el efecto del sonido en el oyente que en arrastrarlo hacia cavilaciones de tipo filosóficas. “Footscray” es, entonces, el tema en el cual su autor logró hacer una combinación perfectamente equilibrada de ambas tendencias.
En “Footscray”, ReeToxA hace gala de la lírica bien enraizada en las emociones humanas más violentas, las que provienen de las relaciones amorosas, hilvanando una letra que denota madurez, y que evita intencionalmente los devaneos insustanciales y adolescentes. Sin embargo el tema no es sombrío, aunque se confiesan ciertas verdades no muy bonitas, y esto se debe a su fondo melódico, a su atmósfera de barrio en fiesta, que le da sabor a música hecha en casa.
Adentrémonos en la letra, para comprender a fondo el espíritu de esta canción: Los versos hacen referencia a una relación amorosa no convencional, una relación en la que el narrador se ve atado a la otra persona por un lazo que va más allá del romanticismo común. Habla de una necesidad casi enfermiza por la otra persona, al punto de tolerar, incluso, la falta de exclusividad en la relación. No llega a ser un lamento, o una queja. Es una exposición neutral de motivos. No luce sufriente quien hace tales confesiones, sino que la manera en que se expresa en primera persona la situación, hace ver que el protagonista adopta tal posición por un sentido de reverencia a la libertad individual. El tema, desde este punto de vista, podría ser catalogado como un himno de homenaje a la libertad, y en contra de la posesión de una persona por otra en nombre del amor.
A pesar del uso de comparaciones un poco fuertes como por ejemplo “Esto no es amor, es adicción”, el mensaje que transmite la canción, en su conjunto, no está encaminado a reflejar un estado de postración moral del narrador, ni aparece este como un ser resignado a la humillación por causa de un amor esclavizante. Creo que, en “Footscray”, la composición lírica alcanzó un nivel majestuoso, logrando lo impensable, pues comúnmente quien no logra deshacerse de un vínculo que lo daña es una persona sufriente, sin embargo aquí el oyente puede hasta sentir empatía y ver la lógica tras ese respeto, casi sagrado, a la libertad del otro.
Musicalmente hablando, el tema, perteneciente al linaje del pub rock australiano, con fuertes tintes electrónicos, del grunge (o Seattle Sound) que conquistó todos los territorios allá en los noventas. Lo más destacable en “Footscray” son las guitarras, de las que fluyen acordes capaces de desgarrar el alma; y la batería, aportando la poderosa carga energética de esta canción. Resalta sobremanera el solo de guitarra, momento cúspide del desempeño de este instrumento por su presencia sólida, maciza, ocupando cada resquicio de espacio y cada átomo de materia, haciéndose cargo de que la tensión de este momento de la canción sea sentida en toda su plenitud.
La interpretación vocal, por su parte, se desgrana a lo largo del tema dejando un rastro sonoro como de cosa quebrada que se arrastra trabajosamente por un suelo de arena, voz como de quien saca de adentro aquello que le intoxica el ser. El resultado es simplemente genial: Deja sabor a alma desnudada y pecados confesados.
Otro elemento destacable de este tema, y no por ser el último es el menos importante, radica en el énfasis que se pone en la locación geográfica del vecindario de Footscray, en la ciudad de Melbourne, sitio que le da el nombre a la canción. La atmósfera de Footscray se respira a lo largo de todo el tema, reflejándose magistralmente la magia de este lugar. Hay que decir que se trata de un barrio impregnado por un fuerte halo urbano e infinidad de herencias culturales entretejidas. El barrio de Footscray es casi un personaje más dentro de la dinámica de la historia, tan fuerte así es el rol de este enclave dentro de la producción musical que nos ocupa.
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